Este 25 de noviembre se fue el máximo ídolo futbolistico de la historia Argentina, el capitán y la bandera. Diego Armando Maradona es todo eso y mucho más. Es el jugador que hizo feliz a un pueblo, es el futbolista que todos quisieron ser y es el hincha número uno de todos los equipos argentinos, el capitán con o sin cinta, el fanático que llevaba la bandera y que la puso en los lugares más recónditos del mundo.
Maradona fue el capitán de aquella Selección Sub 20 que ganó el título en 1979, la que hizo levantar a los argentinos temprano para ver aquel equipo que compartía con Ramón Díaz y que conducía Flaco Menotti. Diego fue el capitán en el olvidable Mundial de España 82, pero después fue el hombre que inmortalizó la foto más colgada en las paredes argentinas: levantando la Copa en México 86. Y después fue la imagen insultando al aire a los italianos, con la cinta bien puesta, porque todo el estadio abucheaba el himno y en la final con los alemanes en Italia 90. Maradona es eso y mucho más, es la imagen en la Casa Rosada, con o sin trofeo, con o sin medalla, vestido de jugador o vestido de superhéroe.
Pero Maradona no era sólo el jugador, se repite, Maradona era Argentina. Y él estaba en cada participación de un equipo que tuviera la bandera celeste y blanca. Quizás el acto que mejor lo resume son los Juegos Olímpicos de Beijing, donde fue y los vivió como un hincha más. Cerca de todas las delegaciones, muy cerca del equipo del Checho Batista, que ganó el oro olímpico, con Lionel Messi, el Kun Agüero y Juan Roman Riquelme.
Pero en esos mismos torneo en China también estuvo al lado de Las Leonas, de la Generación Dorada y de cada atleta que vistió la camiseta de la Selección. Por eso es la bandera nacional, porque nos representó como jugador como nadie y como hincha fue fiel a la bandera. Estuvo en Alemania 2006 en la tribuna y también en Rusia 2018, con esa imagen alentando con el rayo de sol, que hace un arcoiris sobre su figura.