Se trata de Jorge Roberto Castillo, quien fue apodado como “El Degollador” de la Torre 4 por el asesinato del docente Néstor Herrera en el 2002, uno de los casos más aberrantes de Comodoro.
jueves, 23 de junio de 2022 - 11:32Personal de Brigada de División Unidad Operativa Federal Caleta Olivia de la Policía Federal Argentina detuvo este miércoles a la tarde a Jorge Roberto Castillo (46 años).
Castillo tenía pedido de captura por rebeldía desde hace 4 años, a solicitud de la Oficina Judicial Comodoro Rivadavia, en el marco de la causa por el asesinato del docente Néstor Herrera, ocurrido en el 2002 en el edificio 4 del complejo habitacional conocido como Las Torres.
El hombre había sido condenado a 19 años de prisión, pero al gozar de salidas transitorias debía cumplir con ciertos requisitos. Dejó de hacerlo y por ello el juez Martín Cosmaro ordenó su captura.
Según El Patagónico, entre el 30 de abril y el 1 de mayo de 2002, Castillo protagonizó uno de los crímenes más aberrantes en lo que va del siglo en Comodoro Rivadavia. Cuando degolló al docente Néstor Herrera con un cuchillo, lo atacó por la espalda y escapó en un Volkswagen Gol de la víctima, además se llevó los zapatos, joyas y un reloj. Dejó sus huellas en el espejo retrovisor del auto y en los azulejos del baño. Lo detuvieron en Caleta Olivia cinco días después.
Conocido como “Tony” en su ciudad, Castillo se convirtió en mayo de 2002 en “el degollador” de la Torre 4, el mismo complejo habitacional en el que pocos años antes Marcelo Alejandro García cobrara fama luego de matar y descuartizar a Magda Silva.
Castillo residía en Caleta Olivia y desde allí vino en los últimos días de abril para quedarse hasta el 1 de mayo en la vivienda de Herrera, un docente nacido en San Fernando del Valle de Catamarca.
El crimen tuvo lugar en el departamento “B” del piso 9 de la Torre 4 del complejo y luego del mismo el homicida tomó las llaves del automóvil Volkswagen Gol de la víctima, una campera marrón, medallas y hasta un par de zapatos marrones con cordones y suela de goma. También le llevó hasta el reloj al muerto y una cámara fotográfica que guardó en un bolso negro de tela de avión.
Se trataba de un homicidio sin piedad. Castillo había atacado por la espalda en la intimidad de la habitación a un Herrera totalmente desprotegido.