YPF dejó sus activos más importantes en la cuenca del Golfo San Jorge y nos dejó una serie de eventos desafortunados. Discursos rarísimos y un público difícil ¿qué tan efectivo puede ser capitalizar una tragedia? Lo analizamos acá.
miércoles, 30 de octubre de 2024 - 8:00Por Pablo Riffo Torres
Nadie puede negar la trascendencia del evento que significaba el traspaso de áreas de YPF a PECOM el último lunes. Todo lo que sucedió en esas horas en las que se concretó el destino de la salida más importante en la historia de Comodoro Rivadavia fue una serie de imprecisiones y a mi criterio, malas decisiones de comunicación.
En el yacimiento El Trébol se montó un escenario en el que hubo una presencia cuantiosa de funcionarios. Desde el gobernador, intendentes, diputados, senadores, concejales. Del otro lado, los trabajadores y trabajadoras de las distintas operadoras que cumplen funciones en las áreas que explotaba hasta recién la petrolera nacional.
Entre silbidos, Horacio Marín tomó la palabra y aseguró que entiende “los sentimientos encontrados”. El CEO de la compañía enfatizó en que “YPF no podía seguir en las áreas marginales. No lo podemos hacer bien” dijo y siguió contando que “cuando era joven, todos queríamos trabajar en PECOM porque era la mejor compañía fuera de YPF de la Argentina”.
La anécdota que pasó inadvertida fue seguida por agradecimientos tanto al Gobernador como a los diputados oficialistas Ana Clara Romero y Jorge Loma Avila.
Con sus pocas intervenciones en medios de comunicación Marín viene demostrando que no es muy hábil con la palabra. Sobre el cierre del discurso sinceró que el objetivo es que las áreas convencionales “dejen de declinar al máximo y tratar de mantener el trabajo” mientras dibujaba en el aire una línea que se hundía.
“Los entiendo, pero de adentro de mí, el sentimiento encontrado,– dijo Marín terminando su peculiar discurso-, pero para hacer las cosas bien y transformar, hay que tomar las decisiones difíciles, cuando uno no toma decisiones difíciles no logra resultados. Por eso hoy estoy muy contento, a pesar del sentimiento encontrado, que esto es para mejor parta todos”.
El discurso del CEO de PECOM, Gustavo Astié tampoco estuvo muy lejos de su par de YPF. El sinceramiento sobre que PECOM no opera yacimientos hace 22 años fue un dato no tan feliz, pero sobre todo innecesario de resaltar en este contexto.
Quien tuvo un poco de aplomo al momento de tomar la palabra fue el hoy diputado Jorge Loma Avila. El dirigente sindical dijo que “el compromiso nuestro es con la industria, en su momento nos comprometimos con YPF y hoy nos comprometemos con PECOM como lo hicimos toda la vida” dijo al momento de advertir que “lo único que jamás vamos a permitir es que la gente se quede sin trabajo”.
Avila diferenció que “no va a ser fácil porque va a tener un costo. En el medio hay gente que se va a jubilar, gente que se va a ir. Va a pasar de todo” y les habló directamente a los trabajadores presentes para comprometer a la defensa por parte del sindicato.
“Venimos con un poco de desgano, porque si a mí me preguntan por supuesto que estoy amargado que se vaya YPF. No estoy contento” enfatizó el Loma, quizás con dos o tres puntos menos de entusiasmo que el resto de los participantes del acto, a una medida más acertada.
Es cierto que una decisión como al que tomó YPF de reforzar sus inversiones en Vaca Muerta era casi inevitable. La decisión de capitalizar políticamente la rápida llegada de PECOM y el sostenimiento de las fuentes de trabajo contrasta fuertemente en un contexto en el que la privatización de YPF de los 90 se siente más presente que en otros años.
Hay algo de la salida de YPF, que incluso mantiene aún activos en la cuenca, que no estuvo bien contada. Se pareció más a una separación con responsabilidad afectiva y sabor a poco; cuando quizás debió parecerse más a un divorcio en el que tendríamos que haber peleado por quedarnos con algo más que nostalgia.
No me mal interpreten, nadie niega que en un contexto de recesión, la intervención del estado Provincial era necesaria para contener el pulmón económico de la provincia, pero sobre todo para la necesaria inyección de circulante que representa la industria petrolera para la economía comodorense.
El gobernador Ignacio Torres fue el último en tomar la palabra, haciendo hincapié en el “clima de fiesta” y “la celebración”, aunque refiriéndose a la incertidumbre que atravesaron los trabajadores y trabajadoras que “les generó angustia a miles de chubutenses que no merecen sentir esa angustia”.
Torres no perdió la oportunidad de plantear los reclamos que mantiene con la Nación en relación con el aporte económico en los más de 100 años de historia petrolera. “Esas son las fuerzas que tenemos que reivindicar porque es la única fuerza que nos va a permitir salir adelante. La fuerza del trabajo, la fuerza del esfuerzo, de la industria. La fuerza de nuestra cuenca. No hay cosas mágicas en el cielo que nos van a hacer crecer” chicaneó elegantemente en un claro mensaje al presidente Javier Milei.
Nacho aprovechó el contexto para adelantar una propuesta para el fomento de las cuencas maduras vinculadas directamente con las regalías con el condicionante de sostener los puestos de trabajo. “Vamos a hacer el esfuerzo para reactivar esta cuenca, para que se sostenga el trabajo” señaló.
Hay una pregunta que me da vueltas desde el inicio de esta odisea por la salida de YPF y es ¿se podría haber evitado? ¿el Estado podría haber intervenido? Algunas voces con conocimiento en el sector consideran, con matices, que sí.
“YPF siempre tuvo mejores condiciones y mejores beneficios aún históricos como para hacer un desarrollo diferente. Pero faltó eso, faltó una buena administración un pensamiento más de industria” señala un consultor vinculado al sector.
Cualquier intento de pensar en un camino diferente, sin dudas, iba a involucrar el compromiso de todo el arco político que hoy se encuentra, no solo fragmentado, sino con proyectos opuestos.
Otra de las personas consultadas para esta columna opinó que la llegada de Marín a la cabeza de YPF también fue determinante. “El actual CEO de YPF propone dejar los campos convencionales y centralizar en el fracking sin objeciones” explica y señala que el error de lectura política fue pensar que llegaba la lluvia de inversiones, algo que finalmente no pasó.
“Y ahí todos vimos como se venía un problema. Que el mismo viene derivado de la diferencia de rentabilidad que se obtiene del no convencional contra el convencional” comentan los que saben, tal como lo señaló Marín al cierre de su discurso.
La decisión de YPF no responde a una ideología política, sin embargo es gracias a decisiones políticas que los yacimientos resultan atractivos para la inversión y redundan en puestos laborales para quienes habitamos estos territorios.
Por eso quizás es tan difícil dar la vuelta a los hechos y cargarlo de una impronta positiva cuando en los papeles lo que sucede es perjudicial para un sector como el petrolero comodorense.
Fue acá mismo en el 2012 donde los mismos trabajadores de YPF de Comodoro Rivadavia fueron los que acompañaron la recuperación de la compañía luego de la privatización que había impactado tan fuerte en la economía local en los años 90.
¿Había manera de quedarse con la insignia de YPF y negociar una reconversión en la estrategia de la compañía que tenga como protagonista a la cuenca del Golfo San Jorge? Si es así, los tiempos esta vez, no acompañaron.