El Amor es un Esquema Ponzi

La metáfora es burda, y como tal tiene su real. En uno, se entra en un terreno desconocido, sin saber bien de que se trata, esperando obtener mucho más de lo que deposita. Y en el otro también.

domingo, 20 de octubre de 2024 - 8:00

Por Sebastián Núñez

(@casenuz)

Pero, la cosa se vuelve algo problemática cuando la metáfora se evapora y queda la literalidad del esquema contable. El amor cuando muere lo hace en manos de contadores y abogados, sobre todo en aquellos amores que intentaron hacer perpetuo lo fugaz en manos del titular del registro civil o, en la garantía de su deidad de confianza. 

“Lo peor del amor es cuando pasa” nos devela Sabina, y cuando pasa queda en los reproches, en lo que no diste, en lo que te sobró, en lo que fuiste avaro o en lo que le diste a alguien más. 

Será por ellos que existen muchas leyes para regular los bienes, castigar los males y tratar de reducir el amor a la balanza del debe y el haber.  

Así como es, el amor insiste. En una época donde todo debería comprar y venderse, en donde te gritan por las pantallas de turno que “nada es gratis”; el amor aun insiste, nos insiste. Las más de las veces, por encima de los sentimientos que uno se atreve a alojar. Aun así, hay formas que siguen haciendo presencia entre nosotros, en los lazos que forjamos. 

Así como los yankees tiene su “sueño americano” nosotros los argentinos tenemos el nuestro y se llama Universidad Pública. Es un amor que crece, es monógamo y polígamo, cis y trans, es autóctono y extranjero, nada llena más el pecho que cuando uno escucha a alguien que deja su casa, y hasta su lengua natal para venir a estudiar. Dejar todo por estudiar, por aprender, por compartir, no hay nada más del orden del amor que eso. Venir a estudiar, ir a estudiar. 

Si hay algo que nos hace un poco mejores es el amor, como dice Dolina, y también la universidad. Por amor uno trata de mejorase, se peina, compra ropa, se obtura las caries, aprende guitarra, intenta escribir sin faltas de ortografía. Y en la uni se juega algo muy parecido, uno intenta ser mejor, saber un poco más, angustiarse aún más dando cuenta de todo lo que no sabe y soportar eso. Aun aquellos (en su mayoría) que no siguieron en la Uni, no dejan de amar la experiencia, y muchas veces lo tienen pendiente, como ese amor que no se dio por muy poco, y uno espera cruzárselo a la vuelta de la próxima esquina. 

Lo peor del amor son las habitaciones ventiladas, mandar a galera los archivos y las aulas de las universidades vacías. 

Nadie que haya pasado por la universidad, aun en las formas anónimas de aquellas facultades multitudinarias, no ha amado, a un profesor, un autor, un compañero, que te salvó del peso que no tenías para la fotocopia, del capítulo que no sabias que entraba al final. Quien quiere destruir la universidad pública en Argentina, nada sabe de amor, nada podrá amar, a lo sumo odiar que es lo más próximo que existe en cuando pasión.

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