Un grupo de Comodoro Rivadavia inspirado en Los Espartanos que, a través del rugby, enseña los valores del juego a internos de la Alcaidía para reinsertarse en la sociedad.Compañerismo, trabajo en equipo, solidaridad, integridad, pasión, disciplina, compromiso, humildad y respeto.
viernes, 15 de abril de 2022 - 12:01Por Nicolás Mulet
En el 2010, un comodorense que transitaba sus estudios universitarios en Buenos Aires, conoció el trabajo de Los Espartanos, un equipo de rugby que nació en la Unidad Penal N°48 de San Martín (Prov. Buenos Aires), a partir del trabajo de Eduardo “Coco” Oderigo, y empezó como una iniciativa que busca “bajar la tasa de reincidencia delictiva promoviendo la integración, la socialización y el acompañamiento de personas privadas de su libertad”.
Inspirado por ellos, en su vuelta a la ciudad en 2013, se lo contó a un dirigente y le sugirió implementarlo en Comodoro Rivadavia. Pero ese año no se dio y tuvo que esperar 5 años más, cuando el mismo dirigente lo llamó para ver si se animaba a concretarlo.
Escribió un pequeño escrito y plasmó el proyecto de rugby de inclusión social, desarrollándose por primera vez en la capital del petróleoen el 2018.
“El rugby es un deporte de contacto que se juega en equipo, pero no es solo un juego, es una práctica deportiva que desarrolla al jugador en un contexto social y moral formándolo como mejor persona”, comienza el texto.
Y continúa: “En contexto de encierro, se puede demostrar fácticamente que a través de programas de este tipo se ha reducido la tasa de reincidencia delictiva en forma significativa, promoviendo la integración, socialización y acompañamiento de personas privadas de su libertad a través del rugby, en conjunto con la educación, el trabajo y la espiritualidad, entre otras cosas”.
Sin embargo, fue un comienzo complicado y, por distintos motivos, entre ellos la pandemia del Covid-19, el primer grupo se disolvió.
En la actualidad, con la “calma” de la pandemia y con muchos recaudos, le pidieron que se haga cargo nuevamente y, junto a otra profesora, retomó el proyecto en la Alcaidía. Allí, a través de la enseñanza del rugby y con un exigente entrenamiento, se transmiten los valores del compañerismo, trabajo en equipo, solidaridad, integridad, pasión, disciplina, compromiso, humildad y respeto.
En un trabajo que se hace Ad honorem y que tiene una gran importancia a nivel social, el objetivo es “mostrarle a los internos que existe otra vida”. Aunque reconoce que es un tema muy sensible para la sociedad.
Incluso confiesa que “le cayó bastante mal ni bien me lo comentaron e hice la clásica que tiene la gran mayoría de la gente y dije ‘por qué no premian a la gente que hace las cosas bien y no a la que las hace mal’. Hasta que después me dijeron que toda la gente que está adentro en algún momento van a salir, entonces la idea es que salgan mejor de lo que están, ahí me cayó la ficha”.
Es por eso que, a través del rugby, “tratamos de insertar valores en gente que no los tiene, no porque quisieran sino por el contexto en el que nacieron, la forma como vivieron y la sociedad que los rodeó. Buscamos transmitir los valores que tiene el rugby a los internos, como el respeto, compromiso, disciplina, entrenamiento, cosas que quizás nunca tuvieron”, subrayó.
Y se sostiene en una frase que le quedó grabada del libro de Los Espartanos “Mejor que rendirse es levantarse de nuevo”: “La gran mayoría de esta gente, en su vida ha recibido golpes, patadas, puteadas y estigmatización por parte de la sociedad, nunca les dijeron vení a jugar, vení a divertirte”.
Cuando regresaron a la actividad, lo primero que hicieron fue preguntarle a los internos si vieron algún partido de rugby y la mayoría desconocía el deporte. “Les comentamos que esto no es fútbol, acá no es que cada uno hace lo que quiere, requiere disciplina y respeto. Acá no existe Messi, sí o sí se necesita del compromiso y acompañamiento de un equipo, tiene que estar un compañero al lado para ayudarte, para recibir un pase, para lo que sea”, remarcó.
En cuanto a la recepción de los internos, dijo que “realizan mucho entrenamiento con pelota, tocatas, agarratas, etc. No faltan ni un solo día, a pesar que las condiciones que tenemos no son buenas, igualmente los dejamos con la lengua afuera, cansados, quedan de cama y están re agradecidos por eso”.