Hemos visto en nuestra historia luchas entre unitarios y federales que fueron, ni más ni menos, que por el control de los recursos.
Hoy, esas luchas no son tales, y descansan en apagados reclamos de algún dirigente en soledad. En la actualidad se declama y honra a un federalismo del que poco se entiende.
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Por Virginia Navarro
El título de la columna tiene que ver con los engaños y mentiras de la infancia en torno a celebraciones paganas. Niños que van creciendo y que descubren que ni Papá Noel ni Los Reyes Magos existen y que la entrega de obsequios es tarea de los padres. Develar eso es casi el reconocimiento del fraude. Algo similar al que, los que quienes vivimos en “el culo del mundo“, reconocemos en toda la declamatoria del FEDERALISMO.
El federalismo es un sistema político en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un grupo de estados provinciales que se asociaron y que luego delegaron algunas competencias en la nación. Además, por Constitución, las provincias descansan en la nación varias funciones que difícilmente pudieran ser divisibles, como es el caso de la seguridad de ataques exteriores, moneda, política migratoria y varios más.
Asimismo, las funciones más cercanas a la gente las llevan a cabo las provincias: salud, educación, justicia, y la infraestructura básica es responsabilidad de éstas y municipios. Pero para poder hacer frente a estos compromisos se necesitan recursos, y el manejo de la torta, discutido permanentemente por cómo se coparticipa, lo tiene la nación. Y ese reparto no es del todo equitativo (que es mucho más justo que decir igualitario).
Hay cientos de ejemplos que muestran que la calidad de vida de las personas depende muchísimo de dónde vive y el acceso a los servicios básico. El compromiso federal implica mayores recursos para las provincias, esas mismas que tanto le dan al gobierno nacional para que éste decida, de manera arbitraria y a veces con un esquema de premios y castigos, a quién le pone más.
TODOS HABLAN DE FEDERALISMO
Si bien prometer una Argentina más federal y que nos contenga a todos es una tentación para la dirigencia política, en las últimas semanas ese discurso a cobrado fuerza. En tanto viene siendo una arenga (¿de campaña?) que todavía no ha pasado al terreno de la acción.
Es así que hace algunas semanas atrás fue el Ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, quien en un encuentro del PJ en Mendoza sentenció: “todavía somos un país unitario y el desafío del peronismo es construir una Argentina federal”, planteando en ese contexto que las petroleras como YPF deberían tributar en la Patagonia, “basta de atender en Buenos Aires y que todos los recursos tributen en CABA, vamos a construir una Argentina más justa” agregó.
Y a esa defensa se plegaron, con otra propuesta que siempre generan buena aceptación sin problematizar demasiado en el trasfondo, los legisladores nacionales de Juntos por el Cambio, Ana Clara Romero y Nacho Torres, presentando un proyecto para trasladar la sede central de YPF a Comodoro Rivadavia.
No obstante, cuando planteo problematizar, me refirió a que las propuestas que se hagan en defensa del federalismo, sean efectivas y tengan una real inserción en la vida cotidiana de la gente.
En el año 2005 el ex presidente Néstor Kirchner, de origen santacruceño, hizo una encendida defensa de la federalización de la Argentina desde el club Socios Fundadores en Comodoro Rivadavia. Allí prometió que “la Patagonia dejará de ser el patio trasero del país” y pidió que tanto el norte como el sur sean tenidos en cuenta. En tanto muchas de las obras comprometidas en aquella oportunidad, hoy no están terminadas y otras tantas ni siquiera iniciadas.
Ciertamente la agenda de los chubutenses no ha cambiado, hace más de 40 años que nuestros problemas siguen siendo los mismos. Abrir un diario de los años 80 a uno del 2022 significará encontrarse con mismas demandas e idénticas problemáticas.
Mientras dirigentes y aspirantes a gobernarnos se ven inducidos a hablar de la potencialidad que tiene Chubut y sobre todo en el desarrollo futuro que significa la explotación de sus recursos naturales, la provincia y sus habitantes carecen de lo más básico: agua (zona sur), gas (cordillera) y luz (interior de la provincia). Hablar de desarrollo y progreso sin eso, lo más elemental, es un despropósito.
CAPITALES ALTERNAS
En diciembre del 2020 el presidente Alberto Fernández presentó y puso en marcha “Las Capitales Alternas”, con la necesidad de “terminar con la estructura de una Argentina central y otra periférica” y, en ese sentido se preguntó si “no será hora de pensar si la Secretaría de Minería tendría que estar en alguna provincia minera o la de pesca en una patagónica”.
De esta manera se crearon 24 capitales alternas (Ley 27589), con un gabinete federal, relocalizando organismos de Administración Pública Nacional, con propuestas sustentables e innovadoras para fortalecer y potenciar cada una de las localidades. Comodoro Rivadavia es una de ellas.
Por otro lado, las obras que se anunciaron en dicha oportunidad y las que todos, sin diferencia de partidos o espacios políticos, también ofrecieron, son las que aún seguimos reclamando: repotenciación del acueducto, camino de circunvalación, autovía Rada Tilly-Caleta Olivia, Corredor Bioceánico, el Nodo de acceso y bajada de la línea de 500 Kv, y mejor no mencionemos la Refinería que va camino a cumplir 100 años, tantos como la creación de YPF.
¿PLAN QUÉ?
Plan Patagonia, ¿se acuerdan? Un proyecto del ex presidente Mauricio Macri titulado: “la audacia de generar una visión para la Patagonia”, donde explicaba además los objetivos del proyecto que incluían programas de mejoras de infraestructura, planes para impulsar el empleo, potenciar el turismo, la pesca, las energía y actividades agropecuarias.
Un plan que nunca vimos terminado. En muchos casos para dirigentes que nacieron y crecieron en el centro del país, la Patagonia no tiene más que la inmensidad de sus paisajes y un lindo destino turístico. Por lo demás, sus recursos naturales se piensan con el sólo objetivo: el de acrecentar las arcas nacionales, sin retribuir como corresponde a las regiones donde quedan los pasivos ambientales y muchas veces sociales.
El federalismo debe ser una bandera irrenunciable, y esa también es una decisión política de las provincias y los municipios, que no deben sentarse a esperar que se los reconozca. La pelea es por recuperar el punto de coparticipación perdido, por la distribución justa (que no quiere decir igual) de los subsidios, por el precio al que se liquida el barril de petróleo internamente y por sobre todas las cosas reconocer que somos el motor económico del país. Eso nos habilita a no tener que estar pidiendo permiso, a no esperar que funcionarios del gabinete, de un gobierno eventual, se dignen a recibirnos y decidan ellos cuánto recurso corresponde que nos llegue.
BOLITOS
Álvarez de Celis no descarta formar parte de algún gabinete en Chubut, tanto de Nacho Torres como de Ana Clara Romero quien también le ha propuesto sumarse. En un mes aproximadamente, ambos, desde Comodoro Rivadavia estarán presentando con la Fundación Pensar algunas de las ideas.
El actual funcionario de Mariano Arcioni no tiene nada definido aún y se debate entre el regreso a la actividad privada o “intentar una vez más” a partir del análisis de haber hecho un buen trabajo en la gestión.