LA IMPOTENCIA ANTE LA CRISIS DE LA DECADENCIA

En 1986, el Dr. Roberto Scocco realizó un análisis de la situación en Comodoro Rivadavia a partir de los fracasos de los grandes proyectos de diversificación de la industria desde la producción petrolera, comenzando por la anhelada destilería. Recordamos sus conceptos.

jueves, 23 de junio de 2022 - 12:01

Por Luis Luján Dancheff 

 

La impotencia ante la crisis de la decadencia era el título de una columna publicada por el Dr. Roberto Scocco en el diario El Patagónico del 18 de octubre de 1986, hace 36 años.

Eran tiempos duros en Comodoro Rivadavia, zona petrolera.  En enero de 1986 la cotización del petróleo WTI era de U$S 23, en febrero bajó a U$S 15 y en julio cayó a 12 dólares. Y el petróleo de la zona de Chubut, denominado Escalante, siempre tuvo una cotización menor debido a su calidad.

Hoy, 36 años después, el barril cotiza a U$S 104,30 el WTI y el Brent a 110,03 dólares.

Quizás ahora se entienda el título de la columna de Roberto Scocco, quien publicaba asiduamente sus columnas relacionadas con los hidrocarburos y su explotación. Y con los valores del petróleo de ese año, el pesimismo ganaba espacio entre los comodorenses.

Pero la crisis y el panorama negro (valga el término) no era solo nuestro. Los 13 países que integraban la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) perdieron 50.000 millones de dólares como consecuencia de la caída de un 50% que han experimentado los precios del petróleo en 1986, afirmó el 10 de diciembre de ese año el entonces presidente de la institución, el nigeriano Rolwanu Lukman, según publicó el diario español El País en ese entonces. En ese encuentro, la OPEP intentaba restablecer su vieja estructura de preció único, que lo situaría en torno a los 18 dólares por barril.

Una crisis tremenda en todo el mundo y que tenía repercusiones en nuestra zona. Quizás comparable a lo sucedido en 2020 por la pandemia, con el WTI cotizando debajo de cero y buques tanques navegando por todo el mundo con bodegas llenas y sin tener lugares donde descargar porque las refinerías tenían el stock completo porque se detuvo el mundo. Y hoy los valores superan los 100 dólares como consecuencia de la guerra en Ucrania.

Pero volvamos al Dr. Scocco y 1986. “En el año 1965 –escribió- y paralelamente con la adquisición de nuevos equipos (hablaba de la empresa Petroquímica) de perforación para el desarrollo de la explotación de yacimientos de petróleo tanto propios como del vecino YPF, se proyectó la instalación de una refinería de petróleo que debería procesar 2.000 m3 de crudo por día. Los estudios tendientes a formalizar el llamado a licitación internacional fueron encomendadas al grupo belga Sybetra S.A., por intermedio de su representada en Argentina: Bogeco S.A., quien lo concretó en tres sustanciosos volúmenes. Previó hasta su funcionamiento una inversión de 28 millones de dólares, comprometiendo la financiación de la obra con un plan de amortización dependiente e imputable al rendimiento de las nuevas instalaciones, y de acuerdo a las normas del Banco Central que regían en esa oportunidad. La inversión incluía también la instalación subsidiaria de una planta de solventes y otra de parafina, conjuntamente con el montaje de una usina térmica de 20.000 Kw.”

Recordemos que el autor de la columna habló de ese plan en el año 1965. En 1986 y con la cotización del petróleo por el piso, Scocco escribió: “Triste es decirlo, pero dos décadas de pasividad social borraron en los comodorenses la idealización de un programa de realizaciones. Tan solo 20 años bastaron para medir su inacción frente a la ineficacia que guiaba a la región aceleredamente hacia la pobreza. Sin dudas, el vaticinio de un final distinto sería como mentirno a nosotros mismos, engañarnos con el abrigo de una realidad que punza con dardos agónicos e irrita nuestra piel. Es menester reaccionar y no caer en la resignación. Si entramos en ese pozo estaremos perdidos quién sabe cuánto tiempo más”.

Más adelante, Scocco escribió: “Con el correr del tiempo perdimos un cuadro de chimeneas humeantes. Salvo la fábrica de cemento murieron anteriores realizaciones como la planta de zinc, cal y arcilla, bentonita, refinería de petróleo, exploración y explotación de minerales metalíferos; se esfumaron nuevos proyectos y propuestas como la alúmina, soda caustica, soda solvay, acería dependiente del hierro de Sierra Grande, refinación de petróleo y planta de polímeros. Y toda esta devastación  incorporó también el silencio del trépano, sumiendo a la sociedad de Comodoro Rivadavia  en una de las crisis más peligrosas de su historia provinciana”.

Con el negro panorama de industrias que no se concretaron, que quedaron en promesas que se repitieron desde siempre, antes y después de 1986, Roberto Scocco plantea cuestiones que hoy – en 2022- son las mismas. “Todos sabemos que tenemos una sola salida, que hay una lucesita al final del túnel que nos invita a hacer algo. Y ese algo es cambiar: huir de un sistema de vida que nos tuvo atrapados durante cincuenta años; abandonar esquemas ultranacionalistas o ultraliberales; aprender a discutir sobre los mejor y no perder el tiempo en lo inconveniente; volver a pensar lo que se dice, echando a un lado la improvisación y el ensayo de recetas improductivas; reasumir el lujo de regalar la atención, la palabra, la curiosidad, el amor, y ,por supuesto, la vida misma en beneficio de todos”.

El sueño de Scocco, como el de muchos otros, era la instalación de una refinería de petróleo en la capital nacional del “oro negro”. “Este establecimiento industrial, además de satisfacer en subproductos la demanda del consumo de la Patagonia, tendrá que ser la piedra fundamental que sostendrá el armazón de los tres grupos de obras petroquímicas: caucho sintético y plásticos, fertilizantes y productos varios (fibras sintéticas y pinturas). Tendrá que ser el andamiaje en que se apoye una petroquímica integrada, buscando no divorciarla de la fuente de productos de destilación y que representan su materia prima para la producción de una gama inmensa y variada de manufacturas petroquímicas, como el etileno, benceno, negro de humo, amoníaco, anhídrido acético, etc.”

Como dato aleatorio podemos decir que hace algunos días atrás en el agasajo a la prensa que hizo el IAPG (Instituto Argentino de Petróleo y Gas) se habló de lo que en 1986 planteaba el Dr. Scocco en su columna. “Se dejará de quemar petróleo en combustibles, pero seguiremos necesitando todo lo que el petróleo nos da en un sinnúmero de cuestiones. Tendremos que seguir sacando petróleo”, dijeron.

Finalmente, Roberto Scocco solicitaba a los comodorenses que “no demos lugar con nuestro comportamiento social a que se accione el freno, ni que se produzcan postergaciones que inutilicen el esfuerzo al servicio de la superación de la recesión que nos acosa, que nos hostiga a todos los comodorenses. Los discursos sobran. Repito una vez más y no me acusaré de reiterativo: ha llegado el momento de hacer, de trabajar, de poner manos en la obra.”

Demás está decir que no lo escucharon y los comodorenses continuamos escuchando los “cantos de sirenas” y recibiendo “espejitos de colores”. Las obras no se hicieron.

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