LOS EFECTOS DE LA GUERRA EN LA ECONOMÍA DE CHUBUT

El shock elevó el precio de materias primas que fabricamos en el país y en la provincia. Las consecuencias negativas y positivas de las nuevas cotizaciones de los alimentos y el petróleo. Los motivos que llevaron a Alberto Fernández a declarar la “guerra contra la inflación”.

lunes, 21 de marzo de 2022 - 10:38

Por Gonzalo Finlez

 

Argentina arrastra un problema inflacionario desde hace varios años. Sin embargo, el presidente decidió declararle la guerra durante la semana pasada. Lo hizo en respuesta a la situación excepcional que creó la guerra (real) en Ucrania en los mercados internacionales de materias primas. Repasar sus consecuencias puede ayudar a comprender los motivos detrás del anuncio oficial, los saltos en el precio del pan y de la nafta, y encontrar una buena noticia para la economía de Chubut.

Alimentos

La zona afectada por el conflicto bélico es una de las principales productoras agrícolas del mundo. Particularmente, concentra el 30% de las exportaciones mundiales de trigo. Su cotización en los mercados internacionales, así como también la del maíz y la soja, saltó como consecuencia de la invasión.

Por ser un país productor de estas materias primas, en Argentina este nuevo escenario impacta en forma dual. Por un lado, mejora los márgenes de ganancia de los productores y exportadores de granos y sus derivados. Además, la revalorización permite una mayor entrada de dólares y un incremento en la recaudación del Estado nacional a través de las retenciones.

La contracara de este proceso es un traslado de las nuevas cotizaciones hacia los precios internos. Por ejemplo: la trepada del precio del pan, que acumula un 50% de aumento en los últimos dos meses, puede explicarse por el salto en la cotización del trigo, que se utiliza como
materia prima para la elaboración de harina. Algo similar ocurre con el maíz, insumo fundamental para la producción de carne, pollo y huevos.

De esta forma, el shock externo amenaza con elevar aún más las perspectivas inflacionarias para este año. Mientras las consultoras privadas relevadas por el Banco Central preveían un aumento de precios del 55% para este año, las proyecciones se actualizan al alza. El anuncio de “guerra contra la inflación” puede explicarse frente a un número más elevado del esperado en febrero (4,7%), cuando todavía no se sentían los efectos bélicos en los precios locales.

Gas

Pero la aceleración de la inflación no responde sólo al rubro alimentos y alcanza también a la energía. Rusia es uno de los jugadores más importantes en el mercado global de gas y petróleo. Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea sobre la economía
rusa llevaron a un salto en las cotizaciones de los insumos energéticos por la retirada de la oferta rusa.

Argentina va a sufrir consecuencias directas: al no producir la cantidad de gas necesaria para abastecer a la generación de energía durante el invierno, nuestro país debe importar buques de gas licuado. El costo que deberemos pagar para no quedarnos sin electricidad dentro de unos meses saltó de US$8 por millón de BTU a alrededor de US$50 durante las últimas semanas. Finalmente, el Banco Central deberá sacrificar muchos más dólares de los presupuestados para pagar los cargamentos de gas y el Estado nacional deberá destinar una mayor cantidad de pesos para subsidiar el consumo de energía eléctrica, principalmente en el Gran Buenos Aires.

Petróleo

El caso del petróleo es el más cercano para la región. El salto en la cotización del barril Brent, que pasó de 66 a 115 dólares en seis meses, repercute en múltiples dimensiones sobre nuestra economía.

La más directa la vimos el lunes pasado, cuando el precio del combustible aumentó desde un 9,5% en surtidor. Pese a este incremento, su valor todavía se encuentra en un nivel sensiblemente más bajo que el internacional, a contramano de lo señalado anteriormente para el sector agrícola. Esto sucede porque lo que pagamos en la estación de servicio está regulado: los aumentos deben contar con la autorización del Estado nacional.

Esto lleva a otro escenario dual para la economía nacional: por un lado, se evita el traslado a precios internos de un shock externo, pero por otro se limitan los márgenes de las empresas productoras y refinadoras de petróleo.

Este último punto es particularmente importante para la economía de Chubut, principalmente por el cobro de las regalías asociadas a la producción petrolera. Los ingresos provinciales bajo este concepto se diferencian entre lo producido para el mercado interno y los barriles
exportables. Por la regulación sobre el costo de los combustibles en surtidor, el valor que reciben las empresas productoras se encuentra cercano a los 65 dólares por barril, bien lejos de la cotización internacional (hoy alrededor de los 115 dólares). En consecuencia, los ingresos por regalías para las arcas provinciales son calculados a partir de este precio.

Sin embargo, la producción destinada al mercado externo (un 30% del total) se liquida al precio internacional, una vez descontadas retenciones (8%) y penalidades por el tipo de crudo extraído de la región (Escalante). En este punto, las empresas que operan en la provincia se benefician del nuevo panorama internacional, lo cual opera como un incentivo para invertir en mayor producción.

Al mismo tiempo, de sostenerse este escenario, las cuentas provinciales se verán impulsadas por ingresos no esperados, ya que el Presupuesto 2022 aprobado por la legislatura chubutense fue elaborado bajo el supuesto de un barril en torno a los 60 dólares para el cálculo de las regalías. La pregunta que se desprende de este panorama es hacia dónde destinará el ejecutivo provincial este flujo de fondos extraordinario.

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