El cumpleaños número 100 de YPF recuerda el 3 de junio de 1922, cuando Hipólito Yrigoyen creó por decreto la Dirección General de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF, la marca que persistió a pesar de las idas y vueltas de la historia.
jueves, 2 de junio de 2022 - 8:28Por Luis Luján Dancheff
Hablar de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) es hablar de Comodoro Rivadavia. Van de la mano. Comodoro no sería lo que es hoy sin YPF e la petrolera no se hubiera convertido en lo que es hoy sin la existencia de nuestra ciudad.
El dato frío de la historia dice que el 3 de junio de 1922, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen se creó por decreto la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), convirtiéndose en la primera petrolera estatal integrada en todo el mundo. Nacía la sigla más famosa del país.
Hay un interregno de 15 años entre el descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia, en 1907, y la creación de la petrolera estatal. A pesar de ello y gracias al General Enrique Mosconi la historia no se disoció. Mosconi reconoció el trabajo de todos los que estuvieron en la génesis de la producción petrolera a partir del 13 de diciembre de 1907.
En una reciente columna, el economista Nicolás Gadano, también exypefiano, explicó que más allá del descubrimiento del petróleo el 13 de diciembre, “la fecha clave es el 14 de diciembre, un día después del descubrimiento, cuando el presidente José Figueroa Alcorta estableció por decreto una amplia reserva estatal en torno al pozo descubridor. Sin esa reserva, el descubrimiento habría provocado una avalancha de permisos de cateo enmarcados en el viejo código de minería, que habría desembocado en concesiones a perpetuidad para las empresas productoras privadas, sin pago de regalía alguna al Estado”. Sin esa decisión la petrolera estatal hoy sería una más entre tantas o no existiría. De hecho en Comodoro Rivadavia existe una empresa que obtuvo la concesión a perpetuidad.
Volviendo a la historia, en 1910, bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta, se creó la Dirección General de Explotación del Petróleo, con el objetivo de regular la actividad de las compañías extranjeras que comenzaban a establecerse en el país.
En junio de 1922 se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales y en octubre asumió la presidencia Marcelo Torcuato de Alvear, quien nombró al general Enrique Mosconi como director general de YPF, cargo que ocuparía durante ocho años y que significó un impulso decisivo a la actividad y a la expansión del nacionalismo petrolero.
Debido su carrera militar, Mosconi consideraba a YPF como un instrumento de patriotismo argentino a tal punto que la defensa de la empresa se transformaba en la defensa de la soberanía nacional, al tiempo que valoraba las intervenciones empresariales en relación a la vivienda obrera, a la asistencia educativa y sanitaria.
Al mes de asumir elevó un informe donde detalla una situación deficiente administrativa y de recursos de YPF, y hace hincapié en la falta de una ley orgánica que determinara los caracteres y las modalidades de la explotación fiscal. Se abría el camino a la nacionalización de los pozos petroleros. También realiza una serie de proposiciones, desde una oficina pública en la calle Balcarce que no contó con presupuesto en 1922, y que disponía el aumento de la capacidad de extracción y exploración, que rápidamente impactó en el mercado naftero, obligando a las corporaciones, principalmente la Standard Oil, a bajar los precios. No le perdonarían que de un solo surtidor de YPF hayan aparecido miles de La Quiaca a Río Gallegos cuando lo obligaron a renunciar en 1930. En su gestión se adquirieron buques tanques y nuevos centros de almacenamiento como la destilería en la ciudad de La Plata, inaugurada el 23 de diciembre de 1925, una de las más importante de América, construida en tiempo récord y mejoras en la infraestructura económica y social de la Patagonia, que incluía electrificación, caminos, pueblos y todo tipo de incentivos y bonificaciones a las familias. De cierta forma, el estado de bienestar argentino nació en Comodoro Rivadavia, no deficitario, apoyado con la producción y la administración eficiente guiada por Mosconi, con riqueza y trabajo propio.
Su slogan era: “Entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”. Frase que era utilizada cada día por el locutor de LU 4 “Tito” Herrero en su programa El Giranoticias.
En 1930, Mosconi renuncia forzosamente y se exilia tras el golpe de estado que encabezó el general José Félix Uriburu, lo que dio lugar a la llamada Década Infame, el puntapié inicial del avance del capital extranjero en la actividad petrolera.
Con la llegada a la presidencia del general Juan Domingo Perón, YPF fue una de las empresas estatales que contribuyeron al nacimiento de muchas localidades, colaborando en la construcción de infraestructura, asignando viviendas, promoviendo la creación de escuelas y hospitales para sus empleados, sus familias y la comunidad.
La producción de petróleo pasó de 2.300.000 toneladas en 1946 a 7.500.000 en 1955. YPF creció de modo significativo con el peronismo, siguiendo el horizonte de nacionalización de los recursos naturales que se plasmó en la Constitución Nacional de 1949.
Ese mismo año se inauguró Gas del Estado y se tendió el gasoducto más largo del mundo entre Pico Truncado y Buenos Aires, financiado con capitales nacionales; en ese entonces, el 54% del petróleo consumido era nacional, un ritmo de desarrollo estuvo nuevamente demorado con la irrupción de un nuevo golpe militar en 1955.
El autoabastecimiento se obtuvo por primera vez durante la presidencia de Arturo Frondizi, en el marco de su “batalla” del petróleo (15.600.000 toneladas), por la cual, además, Argentina estuvo en condiciones de exportar petróleo por primera vez en su historia.
Tras el Golpe militar de 1962, asumió en 1963 Arturo Illia, quien ordenó anular los contratos petroleros con compañías extranjeras firmados por Frondizi; lo cual llevó a YPF a una pérdida del autoabastecimiento, de la producción petrolera y de la perforación de nuevos pozos.
Con la llegada del presidente de facto Juan CarlosOnganía, YPF perdió el monopolio ya que esa administración abrió las puertas a nuevas concesiones.
En 1976, llegó una nueva dictadura cívico militar -la autodenominada Proceso de Reorganización Nacional- y en este contexto se designó como interventor de YPF al General de Brigada Juan Carlos Reyes.
Durante ese ciclo, la política petrolera consistió en la intervención ascendente de las empresas privadas en detrimento de la firma estatal: se desfinanció la compañía ya que el Ministerio de Economía retenía una parte del precio de la nafta en el surtidor; se alcanzó una deuda de 1.613% hasta llegar a los US$ 6.000 millones y se despidieron a 13.000 empleados.
Con la llegada a la presidencia de Carlos Saúl Menem, YPF comenzó su proceso de privatización: entre 1991 y 1992 dejó de ser una Sociedad del Estado y se convirtió en una Sociedad Anónima.
En 1999 fue vendida a la firma española Repsol, que adquirió el 14,99% de las acciones en aproximadamente 13.500 millones de euros, pero la experiencia privada rápidamente reflejó una caída de inversión, la consecuente merma de producción y a la falta de proyectos de exploración el agotamiento de los yacimientos maduros.
El 16 de abril de 2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó el proyecto “Soberanía hidrocarburífera de la República Argentina” para que el Estado Nacional recupere la propiedad de YPF y asegurar el autoabastecimiento energético del país.
Así, el Estado nacional declaró el 51% del patrimonio de YPF de utilidad pública y sujeto a expropiación; de ese 51% expropiado a Repsol y a la familia Ezkenazi, un 49% iría a las provincias y el 51% restante al propio Estado.
Fuentes: Telam y Serargentino.com